4 de septiembre de 2009

Juegos de mesa

Hay pocas cosas de la que estoy segura en esto, pero sin duda, nuestro amor era un rompecabezas. Exacto, mecánico. Largo. Al principio, nos sentíamos dos nenes en un charco, salpicándonos. Nos encantaba eso de las piezas, nos parecía hasta romántico, poético. Además, no era tan difícil: podías encontrar una pieza en mi almohada, en algunas canciones. Lugares inesperados. Nos juntábamos para armarlo, los dos estábamos felices. Era algo propio.
Algunas veces (más de las que me hubiera gustado) abandonábamos el juego. No eran celos, no era desamor. A lo mejor era tedio. No lo sé.
Fue el comienzo del final del juego. No sé qué pasó. No sé si quiero saberlo ahora. Pero te fuiste, te cansaste: de mí, del rompecabezas, de nosotros. De vos. Yo no quería creerte, pensaba que era un capricho, un momento fugaz. Te habías aburrido. Yo te insistía. Nos faltaba tan poco. Estabas lejos. Vos y tu alma, lejos. Yo no me resigné, sabía que ibas a volver, y seguí buscando las piezas. Encontré algunas en el dolor, en tu mano en mi pelo. Lo hice sola, y sólo me faltaba una. La peor. La última. La que daría esto por finalizado. No podía encontrarla: me hundí en desesperación, agonía, melancolía, felicidad. No estaba. Pensé que la tenías vos. Me equivoqué. Siempre la tuve yo. La última pieza era mía, y siempre lo fue. La última, que podría haber sido la primera, pero por esas cosas de la fortuna, el azar y el cosmos, fue la que cerró todo. Llené el rompecabezas. Y lo hice sola.
Me alejé un poco para ver la imagen formada. No sé si me conmovió, pero sin duda, era melancólica. Era tan triste. Éramos tan felices. Nunca lo supiste.
Lo colgué en la pared de mi habitación para vernos todos los días. Era ese pasado mejor, estábamos juntos.
Ya me cansé de eso. Hace unos meses, lo saqué, lo desarmé, y las piezas no sé dónde están ahora. Se perdieron en el viento, supongo.
Pienso en lo que podríamos haber sido. Ah, aparece ese maldito condicional. Podríamos haber sido Sally y Harry, Annie y Alvy, Scarlett y Rhett, Ilsa y Rick. Pero fuimos nosotros.
Y yo ya no juego nunca más juegos de mesa.

6 comentarios:

c. dijo...

Aplausos. Qué lindo y triste, pero lindo otra vez. Me encantó. Un beso lo.

sofi dijo...

:D TE AMO ;)

iba a poner una acotación de lo que me acabas de contar (bah, confirmar, ya lo sabía ja ja ja) pero no, me la guardo para otro momento menos público ;D

for seven days in sunny june I wasn't lonely :3

Gustavo dijo...

Conprate un juego de mesa nuevo, que tanto!

Gustavo dijo...

uhh! tipee mal comprate con emmme

Catalina. dijo...

qué lindo, qué lindo. triste pero tierno al mismo tiempo. que estés bien Lola.

Bárbara dijo...

"Éramos tan felices. Nunca lo supiste"

Me encantó, todo el texto.