mi espíritu que da mil vueltas

qué divertido es volver de un mes de vacaciones increíble y que te esperen todos los alcanos, alquinos, alquenos y alcoholes y no sé cuantas cosas más
pero qué divertido es no poder dormir y escribir en el desvelo.
qué divertido es pensar, a la noche, a la mañana, al mediodía, en lo que no pudo ser y en lo que es, en el libre destino, en nacimos juntos, vivimos separados, no sé si naciste, si nací, si vos sos yo, somos el mismo, la misma, los mismos.
no saber si crecí, si esa chica de 12 años que ingresaba al colegio que le parecía enorme y tan frío y esos claustros y esa gente y pararse para saludar al profesor y sentarse en esos bancos de madera, rígidos, tan antiguos, y el profesor en la tarima y los vidrios corrugados para no ver el exterior y no distraerse, para seguirle el ritmo a los ángulos alternos internos y después suena el timbre y salís al recreo y después volves a esas horas donde fingís escuchar o realmente escuchás.
y después tener 17 años, esa locura ya se hizo rutina y egresás y decidís tu carrera y las materias y el cbc y la facultad donde todo va a volver a ser enorme y tan frío y es todo parte de un gran círculo, infinito donde lo único certero es que estás sola para sobrevivir a eso y vivir sobreviviendo no sabés si es vivir realmente, que carpe diem, que disfrutar hoy y no sé si mañana sigo acá, pero no meterme con el otro, no molestarlo, y después quiero leer un libro de borges, otro de manuel puig y de cortázar y ver cómo todo se mete en tu cabeza, te influencia y después terminás escribiendo imitándolos, aunque es como algo bastante trucho, te faltan años luz para alcanzarlos, es pretencioso decir escribo como borges, ojalá, me falta todo de él, su conocimiento, sus laberintos rosas espejos espadas genealogía patriotismo recursos y me quedo corta, siempre me quedo corta, me quedo sin palabras, las palabras fueron avispas, esa capacidad de pinchar y molestar tan única de ellas, de hacer daño, son sólo letras.